viernes, marzo 21, 2008
EL CASO EN CUESTIÓN: EVOLUCION
Imaginemos que el Nabo avanza en su búsqueda y consigue todo lo que pretendía: no tiene lavarropas pero goza del codificado con 125 canales deportivos. No tiene freezer pero logró armarse una linda y variada bodeguita. No tiene cuarto para los chicos pero jamás cierra la puerta del baño.
Sin embargo, siente un vacío, algo que le falta. ¿Conocer el mundo haciendo autostop? Ya no tiene edad. ¿Tirarse en paracaídas? Tendría que solucionar su problema de vértigo. ¿Comprarse un perro? Sería condenar a la eterna soledad al pobre animalito.
Desorientado, le pide consejo a un amigo que le sugiere ocuparse de su parte espiritual y le recomienda tomar clases de yoga con "una mina que me cambio la manera de ver las cosas. No sabés lo qué es"
En realidad la mina no es profesora de yoga pero se da maña porque estudió un año de educación física antes de dedicarse a la física nuclear. Pero como la física no da para parar la olla y con el yoga no alcanza, hace trabajos de plomería, service de electrodomésticos, arreglo de parques y jardines y es gasista matriculada en las Escuelas Ort.
Ella es física de vocación, profesora de yoga porque el mundo la hizo así y gasista matriculada por necesidad. Pero fundamentalmente es una yegua del orto.
Comienzan las clases y la química es inmediata. Él aprende la posición del loto, mejora su postura y su heladera ya no hace ese ruido insoportable.
Su amigo tenía razón: ella tiene una respuesta para cada una de sus necesidades y además es tremendamente sexy cambiando los cueritos. Y encima, lo hace mucho mejor que él. Descubre que es la mujer de su vida, la que no sabía que necesitaba. En plena búsqueda de la espiritualidad recuerda que él solía verle la cara a Dios. Y que eso era lindo.

(CONTINUARÁ)
 
**Yeguas Inc.** 12:14 p. m. | |
miércoles, marzo 12, 2008
EL CASO EN CUESTIÓN. ORIGENES
Imaginemos un nabo cuya condición natural a lo largo de la vida es la de señor casado. Su esposa tiene una espléndida melena caoba, se mantiene en forma, es una compañía amena y presentable y, de vez en cuando, todavía lo calienta. Su familia es típica y armónica: niños pequeños con problemas pequeños y niños más grandes con problemas más grandes; vacaciones en la costa atlántica; visitas periódicas al supermercado y mascotas vacunadas a término. Su trabajo también es típico y profesional: empleado full time en cualquier oficina, vuelve tarde y agotado, aunque se reserva un par de horitas para despuntar algún deporte (papi fútbol, paddle, tenis, karate y/o cualquier cosa que implique una pelota y mucho sudor) y salir, muy de vez en cuando, con sus amigos de siempre, para hablar de mujeres. Estamos hablando del típico Nabo Casado.

*

Supongamos que el señor, luego de varios años de vida plácida, un día empieza a sentirse débil, tiene palpitaciones y esporádicamente le sangra la nariz. Cuando lo mandan al arco y le meten cuatro goles, decide ir al médico, y le diagnostican un surmenage. Dos días de reposo absoluto en su casa le revelan su vida tal cual es. Se da cuenta de que el caoba de su mujer esconde una cantidad alarmante de canas, de que sus hijos ya no tienen problemas chicos, de que el aire de la oficina está superpoblado, de que su equipo empezó a ganar desde que él está lesionado y, sobre todo de que pasó los mejores años de su vida sin poder hacer lo que realmente deseaba: ver la liga española y el campeonato de la B nacional, tomar vino fuera de hora y dejar abierta la puerta del baño mientras hace sus necesidades.
Decide entonces que aún está a tiempo de cambiar su vida. Se siente más joven y vigoroso que a los veinte pero con la invalorable experiencia de sus largos cuarenta. Tomando el toro por las astas y con el balón bajo el sobaco, agarra sus cosas y se va. Deja a la esposa, a los amigos y también el laburo. Hace un par de cursos y se dedica a su actividad profesional pero en forma free lance y con un enfoque más personalista. Abre un perfil en Facebook y saca una cuenta en Twitter porque su objetivo es tener un millón de amigos y así más fuerte poder jugar. Sabe que lo va a lograr porque es diplomático, conciliador y, por sobre todo, buena onda. Queda en excelentes relaciones con su ex-pareja y se va a vivir al bulín de la calle Ayacucho.

Admitamos que el nabo jamás ha estado solo. Jamás ha monopolizado el control remoto, jamás ha cocinado, ni lavado su ropa, y durante sus años de matrimonio tuvo, más que una mujer, una madre preocupada por satisfacer sus necesidades infantiles. Ahora se ve obligado a hacer un curso acelerado de soltería y lo hace a conciencia: egresa en tiempo récord y con honores, convirtiéndose en un ser cuasi perfecto que pone las toallas con las toallas, cuelga las camisas por color, lava los platos antes de dormir, y tiende la cama antes de partir a la primera de sus flamantes 32 actividades.

El nabo se ha convertido en el ama de casa ideal y, sobre todo, en el amo de su destino. Y es así que empieza a disfrutarla. Estamos hablando del típico Nabo Recién Separado.

(CONTINUARÁ)
 
**Yeguas Inc.** 12:42 p. m. | |
sábado, marzo 08, 2008
CAPRICHOS DE LA EVOLUCIÓN YEGUAL
Hemos dejado demostrado en infinidad de oportunidades que la condición nabal femenina es un viaje de ida. Sabemos que es posible que, en el marco de un brote epidémico de romanticismo, una yegua se convierta en una auténtica naba del orto. Hemos señalado también que de ninguna manera es viable la situación inversa.

Sin embargo, en el transcurso de nuestras permanentes y rigurosas investigaciones, hemos registrado un caso excepcional, que utilizaremos como testigo de cargo (de hacerse cargo, obviamente). Estamos en condiciones de asegurar que existe una variante de nabo, sui géneris y muy pocas veces registrado en la literatura, que propicia la generación espontánea de indeseadas mutaciones en la genética yegual y la aparición de una transmutación yegua-naba-naba del orto-yegua.

Esto enciende una alarma en el universo yegual, a la vez que alienta las esperanzas del abanico de nabas que harían cualquier cosa por ingresar en ese mundo que les es tan ajeno como anhelado. En eso estamos. En próximas ediciones trataremos de develar éste y otros interrogantes del tipo: ¿hay vida después de la nabidad?, ¿es posible, luego de un proceso de nabolización, emprender el regreso?

Creemos que sí y estamos investigando al respecto.

Los mantendremos informados.

 
**Yeguas Inc.** 11:37 a. m. | |