domingo, octubre 19, 2003
Primera apostilla al tema del orto
"Dicen que nuestros ancestrísimos cromagnones hacían el amor con la hembra en cuatro patas, al igual que otros primates (está comprobado además que es la posición estadísticamente más fértil). Cuando el hombre se civiliza, da vuelta a la mujer y la mira a la cara mientras se la coge. Pero, de todos modos, necesita el estímulo milenario "del culo" para poder estimularse. ¿Qué aparece como sucedáneo? Las tetas. Y las tetas grandes que, unidas al medio, dan el "efecto culo". Eso parece antroposóficamente posible, aunque se derrumbre la teoría freudiana y maternal sobre la relación entre dichas glándulas femeninas y el hombre. Pero el nabo del orto tiene un atajo: le gustan los culos, y listo. Nada de proyectar los verdaderos deseos en otra parte del cuerpo. Para mirar a la cara a una mujer, ya tiene el desayuno.

De: Klaus Etchepareborda (h) y Katrina Van Tassel. "Antroposofía clásica", cap. 21: "Antroposofía orgánica". Ed. Prometeo, Buenos Aires, 2002.
 
**Yeguas Inc.** 8:54 p. m. | |